miércoles, 10 de agosto de 2011

Mala administración, catástrofe en puerta

No se le puede echar la culpa de todo. Que no está preparado para gobernar a uno de los equipos más grandes de Argentina, es verdad. Que tuvo la desgracia de ser el Vicepresidente del club cuando el corazón de Pedro Pompilio dijo basta, es cierto. Jorge Amor Ameal asumió oficialmente un 5 de noviembre de 2008 y sus primeras palabras, fiel a su soberbia personalidad fueron: "No sé nada de fútbol", frase que ocasionó fuertes repercusiones en los medios. Algo de razón tiene.
Durante veintitrés años fue Presidente del Departamento de socios y el de marketing. Su primera decisión equívoca fue cancelar el proyecto de ampliación de la "Bombonera", cuando todo el pueblo boquense reclama por una butaca en el mítico estadio. Como buen innovador quiso modificar la estrucutura del club; contrató a Carlos Bianchi como manager para que administrara la institución. Como no podía ser de otra manera, fracasó. Prometió continuar con el legado de Pompilio de promover las inferiores y no realizar grandes inversiones, no pudo cumplir del todo; se vendió a J. Forlín y a E. Muñoz, que era la futura zaga central, y se trajo a "excelentes" jugadores como Luiz Alberto y B. Bonilla. Entre los dos sumaron trece partidos. Y así se podría continuar, pero con esto alcanza para describir y analizar el mandato de Ameal. En casi tres años lleva invertido más de veinticinco millones de dólares; sin embargo, él se refugia en que Boca "Es uno de los pocos clubes con superávit". Por otro lado, dice que gobierna a una institución seria, pero en seis semestres han pasado cinco directores técnicos.
Como gran hombre de negocios que es, ha hecho que el "Xeneize" viaje a todas partes del Mundo realizando giras que dejan un buen caudal de dinero, pero que tiran por la borda todo el prestigio alcanzado en la última década. Tampoco la cúpula dirigencial lo ayuda demasiado; con las elecciones a flor de piel, todos quieren salvarse y no quedar pegados a este inefable campaña.
El último episodio donde se demostró que la comisión directiva es desunida y que predominan los intereses personales por sobre el club, fue con la polémica renovación del contrato de Riquelme. Ameal sabía que si no se llegaba a un acuerdo con el "Astro", tendría las horas contadas en el cargo; por este motivo, luchó contra viento y marea para lograr su cometido. Sumado a los problemas existentes, el futuro puede llegar a ser aún peor. Boca estará obligado a conseguir muchos puntos en esta temporada, caso contrario, puede llegar a correr el mismo destino que su clásico rival. A pesar de los "peligrosos" números del promedio, se lo nota muy pasivo, como en todo su mandato. "Boca nunca podría terminar como River, nosotros armamos equipos para ser campeones". Hasta el momento, es una de las tantas cuotas pendientes.
Probablemente, Julio Falcioni sea el último DT de su ciclo. Las grandes controversias que tuvo han hecho que la hinchada le dé la espalda. Decretó que para los partidos de local, no se vendieran más entradas; de esta manera sólo pueden asistir los que presenten el carnet de socios al día.
En diciembre, Ameal se someterá a la decisión de los socios, confía en que este semestre se pueda revertir la imagen de tres temporadas. Sin embargo, por los rincones de la histórica y gloriosa "Bombonera" ya se sienten vientos de cambio. Sólo falta el veredicto final. No se le puede echar la culpa de todo.